Flor Codagnone nació en Buenos Aires en
1982. Es licenciada en Periodismo. Realiza trabajos de edición, traducción y
corrección. Brinda talleres y clínicas literarias. Escribió con Nicolás Cerruti
Literatura ∞ Psicoanálisis: El signo de
lo irrepetible (Letra Viva, 2013). Tradujo Los Beatles y Lacan: Un réquiem para la Edad Moderna (Galerna,
2013) y Antes de decirnos adiós
(Galerna, 2014). Publicó los poemarios Mudas
(Pánico el Pánico, 2013) y Celo (Pánico
el Pánico, 2014).
Estoy
fingiendo
que
no te quiero,
que
no me importa
la
hoguera, la bolsa negra,
la
asfixia terrena,
el
vientre herido,
el
residuo del residuo
en
el que me convertís
cada
vez que te molesta mi sexo.
Cada
cadáver de mujer soy
cada
cadáver de mujer, soy
cada
falta, cada mujer que falta.
(inédito)
--
De
CELO
Hablemos del
cuerpo,
decime,
con qué balanza
pesás
a tus muertos.
***
Caemos y no hay
nada
que detenga la
economía
del movimiento.
Un pliegue en
el doblez
de los sexos.
Vas a gritar
que los restos
no son tuyos,
que no hay
duelo.
Y voy a gemir y
a bailar
despidiendo lo
que falta.
Rompamos todo.
Curémonos.
Voy a sacar a
esa mujer
que nos duele
en los dos cuerpos.
***
Ni jugar a la
guerra podemos
sin que la
guerra nos habite,
sin que nos mudemos
uno
a las palabras
del otro
y empecemos el
festín antropológico.
Hay tantas
minas lindas y yo no,
yo, en mi
maldita resistencia,
por los
costados lucho,
por los
costados resisto.
Sangro por el
costado.
Quizás no lo
sepas,
pero algo
medieval
tiñe esta
pelea:
(Hay voces
hechiceras).
Todo lo que
dijiste
–No cambiás. No
podés.
No cambiás. ¿No
sufrís?–
y todo lo que
quiero.
***
Sería imposible
traducir
nuestras
miradas
en un bosque
nuevo.
Somos como esas
fotos viejas,
como la sangre
amarilla,
como los pies
calzados,
como las
cenizas
de un adiós.
***
No vas a
entender nunca mis lugares,
ni que los
apropie y los quiera y los extrañe.
No sabés de mis
calles ni de mis cortadas
ni de lo que
sigue girando
en la calesita
de la infancia.
No vas a
entender esta tristeza
que es mía y
que duele un cuerpo
recortado grave
vacío conectado cosido.
Ni mis usos del
lenguaje, ni mis deseos,
ni las pocas
cosas de mí en las que creo.
Hay santas herejías de las que
adolezco.
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