domingo, 12 de abril de 2015

Flor Codagnone

Flor Codagnone nació en Buenos Aires en 1982. Es licenciada en Periodismo. Realiza trabajos de edición, traducción y corrección. Brinda talleres y clínicas literarias. Escribió con Nicolás Cerruti Literatura ∞ Psicoanálisis: El signo de lo irrepetible (Letra Viva, 2013). Tradujo Los Beatles y Lacan: Un réquiem para la Edad Moderna (Galerna, 2013) y Antes de decirnos adiós (Galerna, 2014). Publicó los poemarios Mudas (Pánico el Pánico, 2013) y Celo (Pánico el Pánico, 2014).











Estoy fingiendo
que no te quiero,
que no me importa
la hoguera, la bolsa negra,
la asfixia terrena,
el vientre herido,
el residuo del residuo
en el que me convertís
cada vez que te molesta mi sexo.
Cada cadáver de mujer soy
cada cadáver de mujer, soy
cada falta, cada mujer que falta.

(inédito)

--

De CELO

Hablemos del cuerpo,
decime,
con qué balanza pesás
a tus muertos.

***

Caemos y no hay nada
que detenga la economía
del movimiento.
Un pliegue en el doblez
de los sexos. Vas a gritar
que los restos no son tuyos,
que no hay duelo.
Y voy a gemir y a bailar
despidiendo lo que falta.
Rompamos todo.
Curémonos.
Voy a sacar a esa mujer
que nos duele
en los dos cuerpos.

***

Ni jugar a la guerra podemos
sin que la guerra nos habite,
sin que nos mudemos uno
a las palabras del otro
y empecemos el festín antropológico.

Hay tantas minas lindas y yo no,
yo, en mi maldita resistencia,
por los costados lucho,
por los costados resisto.
Sangro por el costado.

Quizás no lo sepas,
pero algo medieval
tiñe esta pelea:
(Hay voces hechiceras).

Todo lo que dijiste
–No cambiás. No podés.
No cambiás. ¿No sufrís?–
y todo lo que quiero.

***

Sería imposible traducir
nuestras miradas
en un bosque nuevo.
Somos como esas fotos viejas,
como la sangre amarilla,
como los pies calzados,
como las cenizas
de un adiós.

***

No vas a entender nunca mis lugares,
ni que los apropie y los quiera y los extrañe.

No sabés de mis calles ni de mis cortadas
ni de lo que sigue girando
en la calesita de la infancia.

No vas a entender esta tristeza
que es mía y que duele un cuerpo
recortado grave vacío conectado cosido.

Ni mis usos del lenguaje, ni mis deseos,
ni las pocas cosas de mí en las que creo.

Hay santas herejías de las que adolezco.








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