lunes, 9 de marzo de 2015

Enrique Solinas

ENRIQUE SOLINAS (Buenos Aires, 1969). Desde 1989 colabora con publicaciones de Argentina y del exterior, es docente y forma parte de grupos de investigación en Literatura argentina y latinoamericana y en Literatura y mística. Publicó en poesía: Signos Oscuros (1995), El Gruñido (1997), El Lugar del Principio (1998), Jardín en Movimiento (2003), Noche de San Juan (2008), El gruñido y otros poemas (2011), Corazón Sagrado (2014). En narrativa: La muerte y su conversación (cuentos, 2007). Ha traducido y versionado a numerosos autores, entre ellos a Sharon Olds, Lucielle Clifton, Thomas Merton, Patrick Kavanagh, Roy Campbell, Anne Sexton, Sylvia Plath, Jane Kenyon, Crystal Williams, Henri Cole, Ruthven Todd, Li Young-Lee, Alda Merini, Henri Meschonnic, Zhao Lihong, Gu Cheng, etc.
Por su labor literaria obtuvo varios premios, entre ellos, 1er. Premio Nacional Iniciación Bienio 1992/1993, de la Secretaría de Cultura de la Nación, el 1er. Premio Dirección General de Bibliotecas Municipales de Buenos Aires 1993, Mención en los Premios Municipales de la Ciudad de Buenos Aires a la Producción 1994/1995, Subsidio Nacional de Creación de la Fundación Antorchas, Concurso 1997 de Becas y Subsidios para las Artes, el 1er. Premio Estímulo a la Creación año 2000 de la Secretaría de Cultura de la Nación, el 1er. Premio de Cuento Fantástico 2004 de la Fundación Ciudad de Arena y la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, etc. Ha obtenido la prestigiosa Beca de Residencia Shanghái Writing Program 2014.
Su obra y forma de parte de antologías nacionales e internacionales, siendo traducido al inglés, al italiano, al griego, al portugués y al chino.
Fue invitado al II Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires (2007), al I Festival de Poesía en el Centro Cultural de la Cooperación (Bs.As, 2009), al IX Festival Internacional de Poesía de Granada (Nicaragua, 2013) y al IV Festival Internacional de Poesía Latinoamericana de Lima (Perú, 2013) y a la XXII Maratón de la Poesía, Teatro de la Luna, Washington DC (USA, 2014).
Actualmente, su actividad incluye la narrativa, la traducción, el periodismo cultural y la investigación.












de Corazón Sagrado, Viajero Insomne Editora, 2014

En vos confío

Cuando era chico
en la Iglesia me regalaron
una estampa del Sagrado
Corazón de Jesús.

El rostro joven
no dejaba de mirarme
a los ojos,
al mismo tiempo que
la mano santa
señalaba su corazón,

       su corazón,

su corazón:

su corazón como una llama roja,
rodeada de espinas;
su corazón de fuego atravesado
por el mundo y la cruz;
su corazón divino y humano.

Entonces, en ese instante,
me di cuenta de que
el amor de verdad es un misterio
y que el dolor te hace más hermoso.

Para que brilles
y descubra tu belleza,

siempre, siempre,

siempre el corazón encontrará
una nueva manera de sufrir.



El sueño

Al despertar de un sueño intenso, te vi,
y entré a otro sueño.
Mi cuerpo extendido sobre tu cuerpo,
abrazados los dos
a la misma canción que suele escucharse 
en esos días de pasión sin final.

En algún lugar de este mundo
alguien muere de amor
y alguien no puede.
La vida suele ser
un fuego que te arrasa,
un ir hacia adelante
y mirar hacia atrás,
de tanto en tanto,
para no volver.

Al despertar de un sueño intenso, te vi,
y entré a otro sueño
para decirte:

Vamos a galopar la noche,
a recorrer las estrellas en el cielo;

a vivir este momento de alegría,
aquí y ahora, amor mío;

vamos a sentir este instante
parecido a la idea
de la felicidad.


En el desierto
                        
Si lo que digo existe porque es cierto
y el resto es simulacro, ensoñación,
imágenes creadas para distraer
la atención del sentido verdadero
y comprobar la certeza
de que todo es incierto,
entonces callaré.

Coseré mi boca
con los hilos bellísimos del sueño
para que las palabras
desconozcan
su destino.

Pequeño corazón,
                la soledad es esto:
un hombre sumergido
en el interior de su sombra,
en la alta noche.


Distancia

Cae una hoja desde la copa
de un árbol altísimo.
Mis ojos atrapan la imagen
en ese instante lento
y siguen su recorrido.

Esa es la distancia absoluta
que existe
entre vos y yo.

Esa es la distancia
cuando mi corazón
cae de tus manos

y contra la noche

se estrella.



El amor

Recostado sobre la hierba del verano,
veo mi futuro en el cielo:
las estrellas iluminan lo que vendrá
y siento el aroma de la tierra
antes de la lluvia.

Miro la Cruz del Sur,
te miro a los ojos
y deseo

que este momento
dure para siempre
y se repita
una y otra vez
en la memoria.

Mañana vendrán,
te llevarán
al Gólgota
y ya no te veré.

Serás Hijo de sí,
Padre mío,
Espíritu de espejo.

Y yo te amaré
como el amante
que en la noche
regresa
y cierra las puertas del mundo
para irse jamás.


Lo que queda

Han partido las horas, los días,
las semanas de aquí,
como elefantes que se diluyen
en el agua del sueño.

He visto los crepúsculos,
la lluvia que cae con violencia 
y he visto cómo cesó.
He presenciado
la risa de los manantiales
y el comienzo del miedo.

Se han ido las miradas,
el silencio,
los números,
los cuerpos de mi voz.

Han partido
las teorías sobre el tiempo
y la cercanía de la distancia.

Se ha ido el amor,
su cuerpo frágil
y yo lo dejé ir.

Ha llegado el tiempo
de pensar el mundo
y de saber lo que se tiene.

Se han ido las ventanas,
los abrazos,
el cacareo,
esta tarde de canción,

el aliento de las ciudades,
la alegría de los cementerios;

se han ido

las antiguas bonanzas
de la noche,
las alucinaciones
durante el amanecer.

Han partido
las formas conocidas
de los nombres,
para poder llamarte.

Porque aunque sientas 
que la esencia de las cosas
te abandona,
no todo es un adiós sin fin.

Algo queda, en verdad,
algo se queda:

Es el poema, su corazón,
el fuego sagrado.

Porque la poesía
es la única posesión
que te pertenece.



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